“SI TU NO ESTAS”
Me muero vida, de
melancolía.
Tu eres quien me despierta y
me
da la vida.
Mi amor es sagrado y tengo
una
razón.
Razón de razones que un día
me
distes.
Y viendo tu cuerpo soñé
para….
siempre.
Y supe que siempre serás
para
mi.
Amor que enmascara la vida y
dice promesas.
Prometiéndonos amor para
toda
la vida.
Tu cuerpo será mi cuerpo
cuer_
po.
Y esa belleza la
conseguiremos en_
tre tu y yo.
29/06/2014
Autor: Ramón de la Calle E.
Nota: El autor se reserva los derechos
de la publicación de la obra
Registrada en el Ministerio de Cultura y
en la subdelegación
General de la Propiedad Intelectual
Española
Y la (OMPI)
4 comentarios:
Siempre está la vida, el sol, el aire, el mar, las flores y los cantos de los pájaros... y, nos tenemos a nosotros mismos, también.
Un abrazo
El amar nos hace dependiente de la vida en sí, porque solo vivimos por y para ese amor.
Cariños…
La ausencia del ser amado, contrae una reacción en cadena de sentimientos encontrados que nos atormentan y nos conllevan a la depresión. Si la ausencia es corta y por necesidad perentoria, entonces solo hay que aceptarla como una consecuencia del día a día, pero si en cambio es definitiva, entonces después de vivir el duelo correspondiente de los primeros tiempos, debemos resignarnos y aceptarla como un pasaje o experiencia vivido no sin antes extraer de ella las viviencias que nos conllevaron a esa ausencia. Es una significativa manera de aprender a cuidar los afectos futuros practicando las experiencias que nos conllevaron a la pérdida y consecuente ausencia del ser amado.
La ausencia del ser amado, contrae una reacción en cadena de sentimientos encontrados que nos atormentan y nos conllevan a la depresión. Si la ausencia es corta y por necesidad perentoria, entonces solo hay que aceptarla como una consecuencia del día a día, pero si en cambio es definitiva, entonces después de vivir el duelo correspondiente de los primeros tiempos, debemos resignarnos y aceptarla como un pasaje o experiencia vivido no sin antes extraer de ella las viviencias que nos conllevaron a esa ausencia. Es una significativa manera de aprender a cuidar los afectos futuros practicando las experiencias que nos conllevaron a la pérdida y consecuente ausencia del ser amado.
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